Manzanares es un pueblo que se abandonó en los años 60, pueblo en el que se habilitó una casi tres décadas después para liberar espacios y personas; a lo largo de casi una década la colectividad Manzanares ha sufrido modificaciones en sus integrantes, actualmente son seis, cuatro adultos y dos niños.
 
En aquel lugar de la provincia de Soria, casi en el límite con la de Guadalajara, a los pies de la Sierra de Grado, donde se junta con la de Pela, los componentes de esta colectividad han rehabilitado algunas casas con materiales autóctonos. Utilizan la energía solar para la luz y la leña de los olmos muertos para calentarse.
 
Viven rodeados de animales campestres y domésticos: yeguas, burras, gallinas, practicando la agricultura y horticultura ecológica y la apicultura y organizando paseos ecuestres por los yacimientos (Manzanares está a tiro de piedra de Montejo de Tiermes), practicando el trueque que les lleve a la independencia total, pero según cuentan “les resulta bastante difícil por el momento”, “les gustaría realizar un intercambio de productos ecológicos: harina integral, frutos secos, cereales, legumbres, algas... etc., por miel, artesanía, frutas y verduras, setas, etc., que tienen en Manzanares”.

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