El clima es sano y estimulante; riguroso en invierno, pero delicioso y agradable en los meses de verano (18º de temperatura media).
El clima en esta alta Meseta muestra fuertes matices de continentalidad debido a que , salvo en esos pocos lugares receptivos de las precipitaciones frontales, el resto del territorio (la mayor parte) se encuentra cerrado por altas cordilleras. Tales matices se aprecian bien en los valores térmicos: los invernales y los estivales presentan entre sí gran diferencia, amplitud y oscilación, que puede ser de hasta 18º.
Los inviernos son largos y de fuertes heladas. Se produce un tiempo seco, de cielos despejados y con nubes matinales en los valles. Disipadas estas nubes, luce el sol y la temperatura del centro del día es tibia, incluso agradable en los lugares no sombreados, pero en las noches de cielo claro (raso), la temperatura desciende a varios grados bajo cero y las heladas, como consecuencia de esta caída térmica nocturna, se hacen más acusadas y permanentes sobre los bordes de la planicie. El riesgo de heladas se inician en Octubre y se extiende hasta Mayo, y en las montañas incluso hasta los iniciales días de Julio.
Los veranos son cortos y suaves. El periodo de más calor abarca en general la segunda quincena de Julio y la primera de Agosto.
Tanto la duración y crudeza del invierno como esta brevedad y moderación del verano, son los elementos que más claramente tipifican el clima de la región como mediterráneo en su variedad fría.
La primavera y el otoño son breves estaciones intermedias entre el largo invierno y el corto verano, no solamente en relación con los períodos del año que ocupan, sino también por sus características climáticas. La característica más marcada de ambas estaciones es la de su irregularidad tonto térmica como pluviométrica.
La nieve puede aparecer desde Octubre a Mayo, siendo en los meses intermedios cuando se acumula mayor cantidad y durante más tiempo.
El clima en esta alta Meseta muestra fuertes matices de continentalidad debido a que , salvo en esos pocos lugares receptivos de las precipitaciones frontales, el resto del territorio (la mayor parte) se encuentra cerrado por altas cordilleras. Tales matices se aprecian bien en los valores térmicos: los invernales y los estivales presentan entre sí gran diferencia, amplitud y oscilación, que puede ser de hasta 18º.
Los inviernos son largos y de fuertes heladas. Se produce un tiempo seco, de cielos despejados y con nubes matinales en los valles. Disipadas estas nubes, luce el sol y la temperatura del centro del día es tibia, incluso agradable en los lugares no sombreados, pero en las noches de cielo claro (raso), la temperatura desciende a varios grados bajo cero y las heladas, como consecuencia de esta caída térmica nocturna, se hacen más acusadas y permanentes sobre los bordes de la planicie. El riesgo de heladas se inician en Octubre y se extiende hasta Mayo, y en las montañas incluso hasta los iniciales días de Julio.
Los veranos son cortos y suaves. El periodo de más calor abarca en general la segunda quincena de Julio y la primera de Agosto.
Tanto la duración y crudeza del invierno como esta brevedad y moderación del verano, son los elementos que más claramente tipifican el clima de la región como mediterráneo en su variedad fría.
La primavera y el otoño son breves estaciones intermedias entre el largo invierno y el corto verano, no solamente en relación con los períodos del año que ocupan, sino también por sus características climáticas. La característica más marcada de ambas estaciones es la de su irregularidad tonto térmica como pluviométrica.
La nieve puede aparecer desde Octubre a Mayo, siendo en los meses intermedios cuando se acumula mayor cantidad y durante más tiempo.