Muralla y arcos medievales

Sin duda los restos más notables de la villa se encuentran en su propia fisonomía: su muralla bajomedieval coronada en la antigüedad por cuatro puertas o arcos, de los cuales hoy tan sólo se pueden contemplar dos,  por un lado la puerta del oeste (conocida entre la población como “el Arco de abajo o de Sollera”), verdadero símbolo del pueblo tanto por su belleza como por su antigüedad y que consta de dos altos cubos redondos de flanqueo, con restos de matacanes en uno de ellos, unidos por un lienzo que alberga el arco de medio punto de acceso y cubierto por almenas y que fue torre y fortaleza–corresponde al siglo XIV– y por otro, la puerta del este (“el Arco de arriba o de Oriente”) un poco más tardía, del siglo XVI . Aún se conserva ,en perfecto estado,  un perímetro amurallado que protegía la ciudad.

 

Iglesia de San Pedro

También la excelente Iglesia gótica de San Pedro, iglesia parroquial, de planta salón y tres naves, cabecera ochavaca y coro, corresponde aproximadamente al siglo XV. De talla similar a la colegiata de Berlanga, la iglesia de Retortillo vio finalizadas sus obras apresuradamente cuando se proyectaba un templo de mayor categoría. La falta de subvención económica sería la causa de la finalización apresurada de la obra que en su interior alberga un retablo de madera tallada, de estilo barroco con tres calles separadas por elegantes columnas salomónicas, con una imagen central del Cristo crucificado. En su interior se hallan otras obras de magnífica calidad y significación para el Pueblo: la talla románica de la Virgen del Prado, las reliquias de Santa Ursula y compañeras mártires ( llevadas a Retortillo por Luis de Peñaranda, en época de Felipe II)y otros retablos de notable interés, entre otras.

 

Plaza

En el interior de la villa merece la pena acercarse a su Plaza, donde tuvo esta villa rollo que fue símbolo de la misma; se conservó hasta que el diputado Artigas Arpón regaló una farola que ocupó su lugar hasta hace dos años cuando fue trasladada a los lavaderos del pueblo tras ser estos restaurados. En esta plaza también existen casas blasonadas cuyos soportales con puntales de madera y balconadas rematadas con materiales nobles se elevan en ella. La rotundidad de estas construcciones, ornamentadas con escudos nobiliarios en sus fachadas, avisa de la envergadura alcanzada por la localidad.
El rollo es una columna cilíndrica símbolo de capacidad jurisdiccional de una población y que podía usarse como picota de ajusticiamiento. En la actualidad, se denomina rollo o picota a un mismo monumento, sin que su estructura o ubicación justifiquen una u otra denominación, si bien existe una diferencia conceptual. La picota era el poste en el que se exponían los malhechores a la vergüenza pública o se les castigaba y arquitectónicamente seria un árbol o palo hincado en el suelo pero que con el fin de perpetuar su duración, posteriormente, se construyeron en piedra. El rollo representaba la categoría administrativa del lugar – solo se levantaba en las villas- indicando el régimen al que estaba sometido: señorío real, concejil, eclesiástico o monástico. Además marcaba el límite territorial y , en ciertos casos, era un monumento conmemorativo de la concesión del villazgo. Por todo lo explicado anteriormente, el rollo sólo se levantaba en las villas mientras que la picota se erigía en todos los lugares.

 

Ermita de San Miguel
Este templo se alza en el despoblado de Lérida, al norte de la población, regido por el señor de tal apellido y cabecera en tiempos de la comarca. La ermita es la única construcción que se conserva en pie, tiene portada y capiteles románicos del siglo XII.

 

Ermita de la Soledad

 

Ermita Virgen del Prado

Guillermo García, en su obra “Las rutas del Cid”, nos descubre vías antiguas de comunicación excavadas en piedra, una vía romana que une Tiermes con Medinaceli y que discurre por el paraje de Carramedina y varios caminos medievales. No en vano el topónimo Retortillo es de origen caminero según el mismo autor. A unos tres kilómetros por la carretera a Tarancueña, en lo alto del collado, encontraremos los Cantos Migeros y los restos de lo que podría ser un castillejo caminero. 

 

 


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